Ozu, testigo de la historia
- Joaquín Ritoré
- 2 nov 2015
- 1 Min. de lectura
Cuando se afirma que el cine es un reflejo de la historia, suelen acudir a la memoria películas que se centran en los grandes acontecimientos del pasado y en los personajes –reyes, generales, líderes religiosos y políticos– que los protagonizaron. Otras veces –es cierto– los protagonistas no son los grandes nombres de la historia sino personajes, reales o de ficción, que vivieron esos hechos históricos en sus vidas particulares. En ambos casos, sin embargo, se suele utilizar, con matices, la etiqueta de “cine histórico” por importar la Historia, con mayúsculas, más que la peripecia individual, y ser aquella, en definitiva, la que se pretende llevar a la pantalla: una guerra, una revolución, un reinado o cualquier clase de acontecimiento político.
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